Celebrando las fortalezas

Por Lenka Kegevic

Nuestra sociedad y nuestra educación pasa demasiado tiempo corrigiendo déficit en los niños. Que a nosotros nos se nos olvide potenciar las fortalezas.

Esto me lo dijo la psicóloga Mónica Serrano, española, con la que estoy haciendo una certificación en Maternidad Feliz, Crianza Respetada. Para mí fue un click. No me había detenido a pensar en eso en profundidad, tampoco en el impacto que puede tener.

Tenemos especialistas y todo tipo de apoyo para lo que sea que los niños estén al debe. ¿Y lo que hacen bien? ¿Cómo lo potenciamos si es que no va directamente orientado a lo que el colegio / sociedad busca?

Cuando integré esta idea, tuve un cambio de prisma en la comunicación con mis hijos. Empezar a reforzar con más ganas lo que hacen bien, aún cuando, erróneamente haya pensado que no fuera funcional. Todo es funcional a lo que cada uno de ellos es.

Ver que corregir menos y admirar, reforzar, gozar, elogiar y abrazar más, va más allá de lo que recomiendan los libros de crianza, o los profesionales como yo. Es romper Con un sistema educativo que mira la mitad vacía del vaso, al menos en mi casa.

Uso otra idea de esa clase con Mónica: el mundo les va a proveer de suficientes oportunidades de frustración. No necesito crear frustraciones artificialmente para que aprendan a tolerarla. Mejor los acompaño, apoyo y guío en las que el mundo ( universo, destino, vida) les vaya mostrando.

Constantemente nos llegan mensajes del tipo “si le das a tu hijo todo lo que quiere, vas a crear a un pequeño tirano”. Suena rudo. Todos pensamos “¿estaré haciendo eso?”. El mensaje está mal dado.

Un niño que no tienen límites claros, definidos, consistentes y puestos en un ambiente de seguridad y cariño, al que además se le da todo lo que pide para evitar pataletas, suplir ausencias o cosas por el estilo, quizás será un pequeño tirano. Puesto en positivo: ¡dale a tus hijos todas las oportunidades de éxito que puedas! ¡No los frustres artificialmente!. Y acompaña esto de límites que regulan la convivencia y el ambiente. Todo en un contexto de cariño, donde los niños se sienten seguros, aceptados, validados, y por sobre todo, sienten que son capaces de lograr cosas, sienten que son exitosos.

Imagen: Alberto Montt

Lenka Kegevic

Psicóloga Educacional UC